viernes, 30 de marzo de 2012

The artist



   El pasado fin de semana fue nuevamente un fin de semana de artistas. O de uno sólo. O de uno que represente a muchos.

   The Artist es una película grande, mastodóntica, “artista” en relación a sus producciones coetáneas. Este juego de palabras no sería posible de no existir ese gran “arte”, olvidado acaso, que interpreta el cine.

   Un segundo visionado, ya casero, de The Artist permite comprobar la primera evidencia: el salto a la pequeña pantalla le favorece aún más.

   Resumir esta íntima y ambiciosa obra (por aquello de ir a contracorriente) ya se ha hecho en multitud de espacios, pero es necesario recalcar el abanico de detalles que nos ofrece. Desde la milimétrica y cuidada ambientación al espectacular trabajo de los actores, liderados por un sublime Jean Dujardin, muy alejado de los excéntricos papeles que realizara en las también francesas “99 francs” y “OSS”. Pasando también por la siempre amable realización de Michel Hazanavicius. Otra de las grandes ironías escondidas es que en la recreación del entorno hayan sido los franceses quiénes pinten mejor la USA de los 20.

    Hoy día encontramos guiones pobres, vacíos, artificiales y repletos de relleno de material innecesario. The Artist conecta con el espectador, por la humanidad del protagonista, el anhelo de una vida mejor y la montaña rusa de la fama. Fama y estados que todos vivimos  en cada campo de nuestras vidas. Y que finalmente resumimos en la posibilidad de soñar.

   Pero por supuesto, si hay artista ese es perro. Uggie es su nombre real, al loro con él.

 5 Oscars le avalan. Desde la Academia de este arte. Arte, o contar la historia de amor más pura, sin necesitar de un simple beso.
FABIO

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